Golpe al corazón
Jorge Chusit
Argentina disputó cuatro partidos, ganó uno sólo y empató tres. Y el que ganó fue ante una selección costarricense extremadamente inferior que llegó a esta Copa América con un plantel juvenil y sin experiencia.
El fútbol argentino está en terapia intensiva. Ha tocado uno de los puntos más bajos en su reconocida historia tanto a nivel selecciones nacionales como en los torneos locales.
Se ha encendido con más fuerza que nunca una luz roja que hasta antes de esta Copa América se mostraba titilante esperando el suceso en un torneo que se hacía en casa y que aparecía como la excusa perfecta para retomar el rumbo perdido.
La eliminación a manos de una aguerrida selección uruguaya tiró por la borda la gran ilusión. Argentina volvió a fracasar en su objetivo de recuperar la hegemonía continental, la misma que no posee desde aquella Copa disputada en Ecuador hace 18 años.
¿Cómo se sale de esta situación? ¿Cómo se vuelve a los primeros planos? Los golpes han sido muchos y consecutivos.
Desde la frustrante participación en los cinco últimos Mundiales a nivel mayor, pasando por la pérdida de identidad en las categorías juveniles después de conquistar entre 1995 y 2007 cinco Copas del Mundo Sub 20 hasta llegar a la penosa situación que se vive en el campeonato local con el descenso de River Plate y la ausencia de los grandes “Clásicos” a excepción del Independiente-Racing Club.
En definitiva, un panorama nada alentador que necesita soluciones urgentes si se pretende detener una caída al vacío que se presenta tan grave como preocupante.
LOS MOTIVOS DEL FRACASO
Muchos intentan esconder la basura debajo de la alfombra utilizando una expresión de rutina que no convence a nadie. “Hablar de fracaso es muy fuerte”, dicen casi sin fundamentos que la avalen.
Argentina sigue desaprovechando una generación rica, no se acierta a la hora de la elección de los cuerpos técnicos y las frustraciones se suceden de forma constante e inaceptable.
“No creo que haya sido un fracaso”, señaló el técnico Sergio Batista en la conferencia de prensa. Primer síntoma de una falta total de autocrítica más allá de reconocer que se jugó contra un gran equipo.
Caer o quedar eliminado ante Uruguay no es grave. Lo grave es cómo se llegó a esa situación. Si Argentina tuvo que enfrentar a uno de los rivales más encomiados del continente fue por culpa propia, por no haber ganado los partidos que debió y así evitar lo que siempre se considera “una Final anticipada”.
Argentina disputó cuatro partidos, ganó uno sólo y empató tres. Y el que ganó fue ante una selección costarricense extremadamente inferior que llegó a esta Copa América con un plantel juvenil y sin experiencia.
Quienes no consideren a esto un fracaso están encerrados en su propia tozudez o simplemente se muestran incapaces de reconocerlo por una cuestión de orgullo mal entendido.
ABUNDANCIA OFENSIVA DESAPROVECHADA
Lionel Messi marcó 53 goles en todas las competencias de la temporada 2010-2011, Sergio Agüero hizo 20 en la Liga Española, Gonzalo Higuaín 10 (estuvo lesionado más de la mitad del campeonato), Carlos Tevez fue el máximo goleador de la Premier League junto a Dimitar Berbatov (ambos con 20 anotaciones), Ezequiel Lavezzi es ídolo y figura del Napoli.
¿Cómo es posible entonces que Argentina le haya marcado un solo gol a Bolivia, ninguno a Colombia, tres a la débil Costa Rica y uno a Uruguay?
Evidentemente el “trabajo” del que habla Batista en cada una de sus intervenciones ante la prensa no ha dado sus frutos o lisa y llanamente no es el correcto. No se puede aceptar bajo ningún concepto que teniendo semejante capacidad ofensiva se haya consumado una labor tan pobre a nivel números.
“Argentina mereció vencer a Uruguay”. Sí, es cierto. Jugó mejor, tuvo más posibilidades. Pero una vez más caemos en una de las premisas básicas de este deporte: “Los partidos no se merecen, se ganan”. Y Argentina no sólo no ganó sino que está eliminada de “su” Copa América.
“KUUUN…UUUUNAAAA”…
El grito, la súplica, el desespero y la impotencia se juntaron en esas dos palabras que se leyeron clarito en los labios del mejor jugador que presentó Argentina en su frustrante participación en la Copa América: Lionel Messi.
Fue en el segundo tiempo cuando armó una gran jugada, se la abrió a Sergio Agüero y este en vez de devolvérsela hacia atrás, falló en la descarga.
A la hora del balance Messi fue el único que intentó, buscó y generó de la misma manera que lo hace en el Barcelona. Claro que con interlocutores muy diferentes que en contados momentos (salvo en el gol a Uruguay y ante Costa Rica) fueron capaces de entenderlo.
¿Es posible que Argentina no sepa sacarle provecho al mejor jugador del mundo? ¿Qué sucede? ¿Existen problemas de “vedetismo” o celos profesionales?
Angel Di María juega para Angel Di María en un exceso de individualismo que desespera. Carlos Tevez (cuando le tocó jugar) casi no buscó asociarse con él sumado a una rendimiento decepcionante. Agüero cayó preso de las imprecisiones en este último partido.
El único que intentó generar algo fue Higuaín, pero sin suerte más allá de la excelente asistencia que recibió del propio Messi y su buena definición en el gol argentino a Uruguay.
Algo sucede. Resulta incomprensible desde todo punto de vista que en un país con tanta tradición futbolera el mejor del mundo lleve 16 partidos oficiales sin marcar un gol para su selección.
No es normal. No es lógico. No es entendible. Aquí existe un problema de conducción, de armado, de liderazgo desde lo técnico-táctico que viene de arrastre y al que no se le encuentra solución.
TIEMPOS DE CAMBIOS
No asumir esta larga lista de fracasos es grave. Es tiempo de sentarse a analizar cómo y cuándo se debe iniciar una reestructuración general en el fútbol argentino, tanto en el orden selecciones como en los campeonatos locales.
Argentina jugó un mal Mundial Sub 17, categoría en la que jamás pudo mostrar solvencia. Si bien clasificó al Mundial Sub 20 de Colombia, se perdió la posibilidad de defender la doble Medalla de Oro Olímpica al no clasificar a los Juegos de Londres 2012. La Copa América ya es historia y de la peor manera.
River Plate se fue al descenso con todo lo que eso significa. La primera División del fútbol argentino carecerá este año de gran parte de los más importantes clásicos: Boca-River, Gimnasia-Estudiantes, por segundo año consecutivo Rosario Central-Newell’s y San Lorenzo-Huracán.
Es tiempo de cambios, de tomar el timón con responsabilidad e iniciar un nuevo rumbo. Volver a las fuentes, lo que en definitiva le dio al fútbol argentino la gloria largamente reconocida y que en los días que corren brilla por su ausencia.
Jorge Chusit es Columnista de Fox Deportes
Fuente:
http://msn.foxsports.com/fse/copaamerica/story/El-futbol-argentino-esta-en-terapia-intensiva-y-toca-fondo
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